Ayer por la tarde se esperaba una reunión entre el presidente del Daimiel CF, Eusebio Villar, y el entrenador del equipo, Kiko Peña. Sin embargo esta reunión no se produjo. Según Villar, Kiko Peña no se pudo desplazar a Daimiel por motivos personales ineludibles. La directiva, los pocos componentes de la misma, se reunieron para analizar la situación del equipo, tercero por la cola a dos puntos de la permanencia, y posibles medidas a tomar.
Pero no hubo nada. El propio Villar confirmaba que "vamos a esperar a hablar con Kiko Peña, y después decidiremos". Según pudimos observar el cambio de entrenador no es, con mucho, la primera de las medidas que barajaba la directiva "sigo pensando que el entrenador puede sacar esto adelante", y también indicó que "traer otro entrenador supone unos gastos que no te garantiza resultados. No vemos claro el recambio", dijo. Entonces las miradas, evidentemente, se centraban en los jugadores "tampoco sabemos si haremos algo al respecto. Ya te digo que hay que hablar con el entrenador".
Villar: "Fracaso del proyecto Peña"
No deja de sorprender esta actitud cuando el presidente "rajaba" a primera hora de la tarde de ayer en Radio Daimiel: "El proyecto de Kiko Peña ha fracasado". Si así, tal cual, lo considera el presidente, es complicado entender que el Villar mantenga al técnico al frente del equipo, a no ser por lo de siempre, las dificultades económicas que supone un cese del entrenador, quien, preguntado por FÚTBOL DE DAIMIEL la pasada semana, ya dijo que no tenía intención de dimitir.
Por otro lado el "fracaso" de Kiko Peña es el fracaso también de Eusebio Villar y su manera de entender el proyecto de esta temporada. No hay que perder de vista el hecho de que un entrenador hace y deshace en un equipo porque se le permite desde la directiva. Eso es así aquí, y en Pekín. Villar, en una temporada difícil en lo económico, prefirió un proyecto expansivo, con la práctica totalidad de jugadores de fuera, con solo dos jugadores de la pasada campaña (ojo, que si el Daimiel hubiera ganado el último partido de Liga al Hellín, hubiera sido sexto, y, por tanto, su mejor clasificación de la Historia en Tercera división), con tres jugadores de Daimiel, de los cuales uno se fue porque quiso, Jesús, y otro se tuvo que ganar a pulso la confianza, Astillero, y con unos apoyos económicos, cuando menos, difusos.
Tan difusos, que el Daimiel, a día de hoy, sigue sin patrocinador en su camiseta, con lo que ello supone. Al menos hay camisetas, porque la situación económica es tan complicada a todos los niveles que, a estas alturas, no se ha encontrado un patrocinador que financie los chándales y, de hecho, el equipo no tiene todavía esta prenda deportiva, aunque parece que está en vías de solución.
UNAS FOTOS ESCLARECEDORAS
Este es el banquillo del Almansa. Desde el primero que se ve: Entrenador, Preparador físico, Delegado, Utillero, Fisioterapeuta y cinco reservas. Todos perfectamente equipados lo que denota una estructura de equipo de Tercera división que aspira a jugar en Segunda B y cierto poder económico.
Banquillo del Daimiel CF. Kiko Peña, al fondo, y cinco reservas, con la sudadera puesta. El de azul es Kike, que lleva la sudadera del Juvenil. Falta el Delegado, que se sienta fuera del banquillo, pero no hay más. Y eso que el Daimiel empezó con tres miembros en su cuerpo técnico. Esta es la realidad actual del Daimiel CF. Un Club que confió en un proyecto muy ambicioso, allá por julio, pero que tenía los cimientos de barro. Es la historia de siempre. Hacer un equipo "de campanillas" para tratar de atraer a la afición y conseguir unos ingresos que a priori, no estaban del todo claros. La jugada sale mal, y la situación económica se torna inviable. Repito, lo de siempre.
Esta situación se da no solo en los partidos, porque uno, que va a algún entrenamiento que otro, ve como Kiko Peña tiene que recoger, más de una vez y de dos, los balones, los petos, las picas... Eso también es el actual Daimiel. Villar, es verdad, tiene una directiva muy corta en número. O no ha sabido rodearse de directivos o no ha podido, pero lo que es evidente es que el Club es mucho más que fichar a 17 jugadores y un entrenador. Son muchas más necesidades (y hay que contar con las de los juveniles), de ahí que el proyecto de esta temporada debería haber sido mucho más comedido de lo que se pretendió, repito, porque los apoyos económicos no eran claros y siguen sin serlo.
Salvar la situación
No se puede dudar, tampoco, del trabajo y sacrificio de los pocos que dirigen al Club, incluido Villar, aunque se equivoquen con ciertas decisiones pero que toman creyendo beneficiosas para el club. Tampoco se puede negar el trabajo de Kiko Peña, que pone dedicación, pero que en las últimas semanas, ni le acompañan los resultados, ni el juego. Olvidadas las veleidades de pelear por el play off de ascenso a Segunda B, tanto Peña como Villar deberían centrarse en reconducir esta situación para tratar de salvar al equipo. Queda tiempo para rectificar y la situación deportiva, aunque delicada, no es insalvable.
Es momento de apoyar para que el equipo retome el camino correcto, que se analicen las cuasas de esta situación, y que de una vez por todas, Eusebio Villar, y su directiva, así como Kiko Peña, tomen consciencia de la verdadera medida de este Club y, con los pies en el suelo, se pueda salvar una categoría tan bonita e importante como la Tercera División.
No hay comentarios:
Publicar un comentario