El Daimiel ha tocado fondo. No sólo en la tabla clasificatoria, donde ya es colista de forma merecida, sino en todo. El Daimiel CF es un club de Tercera división con una estructura impropia para la misma. Es un club abandonado por los aficionados, cuya buena prueba fue el estado de las gradas del Estadio ayer. En uno de los partidos más importantes para el devenir del equipo, la afición dio la espalda al equipo. Es un Club con una Directiva que está areducida a la mínima expresión. Es un Club al que le cuesta generar ingresos atípicos. Es un club donde los juveniles no quieren ni oir hablar de ser convocados por el primer equipo. Hoy Sergio estaba convocado y su ficha fue presentada, pero el chaval no apareció. Están cansados de ser convocados para calentar banquillo y no jugar ni en el Tercera ni en el Juvenil. Un club en el que sólo hay dos jugadores locales, de los cuales sólo juega uno. Falta de todo, la mínima estructura y organización. Ser colista es el puro reflejo de lo que pasa.
Todo nace de un proyecto mal concebido, peor desarrollado y con un epílogo que era el esperado (y diría que deseado) por muchos. Porque el proyecto de Kiko Peña en el Daimiel esta finiquitado. Falta por saber si el acuerdo para la rescisión del contrato va a ser amistoso, o no. Peña lo reconoció en la rueda de prensa “hace falta un cambio”, pero también advirtió de que “no voy a dimitir”.
No sólo es culpable el entrenador
Mucho de lo que ha pasado tiene la culpa el entrenador, por concebir un proyecto que está, hoy en día, a años luz de lo que el Daimiel puede generar económicamente. Y el presidente, Eusebio Villar, ha reconocido muchas veces que se equivocó en confiar en un castillo labrado en el aire. Ahora la situación es muy delicada. La plantilla esta rota. No hay confianza, ni juego, ni remate. Ni una sola acción a balón parado, al margen de los penaltis, ha sabido aprovechar el Daimiel en sucesivos partidos. El equipo, que empezó ilusionando, ha acabado sin fe en nada.
No sólo es culpable el entrenador
Mucho de lo que ha pasado tiene la culpa el entrenador, por concebir un proyecto que está, hoy en día, a años luz de lo que el Daimiel puede generar económicamente. Y el presidente, Eusebio Villar, ha reconocido muchas veces que se equivocó en confiar en un castillo labrado en el aire. Ahora la situación es muy delicada. La plantilla esta rota. No hay confianza, ni juego, ni remate. Ni una sola acción a balón parado, al margen de los penaltis, ha sabido aprovechar el Daimiel en sucesivos partidos. El equipo, que empezó ilusionando, ha acabado sin fe en nada.
La situación se torna complicada. La plantilla es cortísima, inasumible para Tercera división. Y lo peor es que si no se pone remedio, que está difícil, el Daimiel sólo cuenta con diez jugadores para ir a La Roda, tercer clasificado: Quesada y Rubén expulsados. Carlos García vio la quinta amarilla, Alberto Fernández se retiró en el minuto 36 con una rotura fibrilar, Juanpe tiene la misma lesión y Sosa se despidió ayer del equipo. Seis bajas, de momento, y solo 16 jugadores en una plantilla, corta y descompensada.
Veinte minutos penosos
El Daimiel comenzó fatal el partido. No se metió en él hasta que Román, en el minuto 18 se aprovechaba de una indecisión de Carlos García, que primero no despeja con el pie, luego no la cede al portero con la cabeza y después se escurre, para que el delantero verdiblanco haga una vaselina a Ruiz Caba, que pese a todo, toca el balón, y éste entra mansamente en la portería. Antes, el propio Ruiz Caba salvó a su equipo en dos ocasiones muy claras para el Quintanar. El portero daimieleño realizó ayer su mejor partido, realizando paradas de mérito, y evitando, en la segunda parte, una victoria más holgada de los quintanareños cuando el Daimiel estaba volcado y jugando con uno menos.
El Daimiel comenzó fatal el partido. No se metió en él hasta que Román, en el minuto 18 se aprovechaba de una indecisión de Carlos García, que primero no despeja con el pie, luego no la cede al portero con la cabeza y después se escurre, para que el delantero verdiblanco haga una vaselina a Ruiz Caba, que pese a todo, toca el balón, y éste entra mansamente en la portería. Antes, el propio Ruiz Caba salvó a su equipo en dos ocasiones muy claras para el Quintanar. El portero daimieleño realizó ayer su mejor partido, realizando paradas de mérito, y evitando, en la segunda parte, una victoria más holgada de los quintanareños cuando el Daimiel estaba volcado y jugando con uno menos.
A raíz del 0-1 es justo reconocer que el Daimiel realizó su mejor fútbol. Daba la sensación de que se podía remontar, pero una vez más la falta de remate final fue la cruz de los de Kiko Peña. Noel y Rubén, ambos por dos veces, Quesada y David Ruiz pudieron empatar. Incluso éste, junto a la afición, reclamó un penalti que Fernández Manzaneque no pitó.
Esperanzador comienzo
El comienzo de la segunda parte fue esperanzador. Rubén dispuso de una de esas ocasiones que no suele fallar. Se fue raudo y completamente solo hacia Juamba, pero el tiro final fue repelido por el meta enviando a córner. El equipo parecía que podía empatar porque David Ruiz y Sosa lo intentaban y generaban buenas ocasiones, pero el desánimo empezó a cundir. El gol del empate no llegaba, y el Quintanar, que se dedicó a agazaparse atrás, se atrevió a contragolpear con peligro. Pese a la expulsión de Quesada, la tónica seguía igual, pero los blancos se olvidaron del toque y optaron por el pelotazo largo, con lo que el Quintanar se defendió como gato panza arriba.
Esperanzador comienzo
El comienzo de la segunda parte fue esperanzador. Rubén dispuso de una de esas ocasiones que no suele fallar. Se fue raudo y completamente solo hacia Juamba, pero el tiro final fue repelido por el meta enviando a córner. El equipo parecía que podía empatar porque David Ruiz y Sosa lo intentaban y generaban buenas ocasiones, pero el desánimo empezó a cundir. El gol del empate no llegaba, y el Quintanar, que se dedicó a agazaparse atrás, se atrevió a contragolpear con peligro. Pese a la expulsión de Quesada, la tónica seguía igual, pero los blancos se olvidaron del toque y optaron por el pelotazo largo, con lo que el Quintanar se defendió como gato panza arriba.
El juego, la impotencia, la escasez de ideas, exasperó al público porque veía que el Daimiel no podía con un rival de los más débiles de la categoría. Con todo, Armindo dispuso del balón del empate en el minuto 84 en un gran pase de la muerte de Rubén que se la dejó expedita para marcar…, pero no. Rubén hizo una entrada feísima que le costó la roja y dejó a su equipo con nueve, y con dos bajas más para La Roda. Kiko Peña se marchó del banquillo a vestuarios antes de que terminara el partido, lo que no fue entendido por nadie, aunque el técnico asegura que “fui a decirle a Rubén que se disculpara ante el árbitro”.
En fin que el Daimiel está donde se merece, por su mala planificación y peor organización en todos los sentidos. Urge, sentarse a meditar, todos los estamentos del Club, esta semana, que no hay Liga, y, entre todos, empezar a sentar unas bases reales de un proyecto que se llama Daimiel CF y que, hoy por hoy, se hunde en Regional de forma irreversible.
FICHA TÉCNICA
0 DAIMIEL: Ruiz Caba, Noel, Pablo Jódar, Carlos García, Fran Blasco, Alberto Fernández (Sosa, min. 36), Valdivia, Quesada, Naranjo (Armindo, min. 67), Rubén y David Ruiz.
1 QUINTANAR DEL REY: Juamba, Julio, Alberto, Fran Bueno, Héctor, Farru (Samu, min. 64), Diego, José María, Román (Pedrete, min. 61), Víctor (Toni, min. 82) y Santi.
ÁRBITRO: Fernández Manzaneque, asistido en las bandas por Martín Martín y Ortega Villamil, de la Delegación de Toledo. Bien. Se le recriminó un penalti en el área del Quintanar por derribo de David Ruiz. Enseñó tarjetas amarillas por el Daimiel a Alberto Fernández, Carlos García y Noel. Expulsó por doble amarilla a Quesada en el minuto 76 y a Rubén, con roja directa en el 91. Por parte del Quintanar del Rey la vieron Farru, José María y Alberto.
GOL:
0-1, minuto 18. Román.
INCIDENCIAS: Estadio Municipal de Daimiel. Paupérrima entrada con unos 90 espectadores en tarde fría y encapotada. Césped resbaladizo pero practicable. Kiko Peña abandonó el banquillo segundos antes de que el partido acabara y se metió en los vestuarios. Un gesto no comprendido por la afición que le dedicó una sonora bronca.
LA FOTO DE LA AFICIÓN
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