martes, 22 de mayo de 2012

Cuevas López, ¿por qué no pitaste el penalti? Clamor resignado ante lo que pudo haber sido y no fue


Que la historia la escriben los vencedores, es un axioma inexorable, más cuando la victoria se produce en el campo de batalla del vencedor. El Talavera de la Reina es nuevo equipo de Tercera división porque fue mejor en el partido de Ida, manejó los tiempos en aquel partido y fue favorecido por los árbitros en acciones puntuales que han venido a perjudicar gravemente, en el cómputo global, al Daimiel CF.

Nadie en el Daimiel CF puede abstraerse de la jugada clave, me atrevo a decir de la eliminatoria, que se producía en el minuto 41 del partido jugado en El Prado. La magnífica combinación por banda izquierda dejaba completamente solo a Raúl Martín delante del portero Ángel Luis. Por atrás llegaba Manasé que barre líteralmente al delantero visitante. El silencio sepulcral en El Prado dejaba entrever que la entrada era merecedora de pena máxima, porque se producía dentro del área. Y además, Manasé, el mejor hombre de campo del Talavera de la Reina (el mejor de su equipo fue el portero Ángel Luis), llevaba una cartulina amarilla, con lo que vería la segunda y por lo tanto expulsión. Pero el colegiado alcarreño Cuevas López gritó aquello de "sigan, sigan" ante la atónita mirada de la prensa visitante, la incredulidad de la local, la indignación de jugadores, técnicos y los poquitos aficionados visitantes, y el suspiro de alivio de la afición local.

¿Por qué no pitó penalti Cuevas López?
¡Eso quisiera saber yo! Hasta ese momento, en la retransmisión que estábamos realizando para Radio Daimiel, los tres compañeros, Tomás García-Consuegra, Josema Martín-Gil y quien suscribe, estábamos diciendo que el arbitraje resultaba impecable. Nadie podía pensar a priori que en ese minuto 41 el Talavera de la Reina llevara ya cuatro cartulinas amarillas por tan solo una el Daimiel. Por eso nos extrañó, y por supuesto enfadó tanto que el colegiado no señalara el punto fatídico en tan clamorosa ocasión.

¿Qué pasó por la cabeza de Cuevas López? Sólo él lo sabe. En el seno del Daimiel lo más manido es que le pudo el miedo escénico, con lo que se estaría indicando que vio el penalti pero no lo quiso pitar. Otras razones pueden ser que, directamente, no lo viera, algo difícil de creer porque estaba perfectamente situado. Puede ser que la interpretación de Cuevas López a esa jugada es que Manasé no entrara en falta o tocara el balón y que por tanto Raúl Martín se tirara a la piscina. Pero desde luego que Raúl Martín se tirara en una ocasión de gol tan clara como esa no entra dentro de los cálculos de nadie.

Otra hipotesis manejada por los daimieleños es que el penalti lo hubiera cometido otro jugador, sin tarjeta, y no Manasé. ¿Lo habría pitado? Pues tampoco se sabe. Si el colegiado no pitó por no expulsar a Manasé es un doble error tremendo. Sea como fuere el colegiado se estaba jugando el ascenso también, y esa jugada deberá influir negativamente, supongo, en el informe que le realizaran.

Pocas explicaciones tiene, la verdad, que ese penalti no fuera pitado. Hemos leído muchos comentarios acerca del partido. La prensa talaverana, aun pasando de puntillas sobre la acción, reconoce que es penalti. Los aficionados en los foros, lo reconocen en su mayoría. ¿Entonces? pues nada, los perdedores, como digo, deben leer la historia que escriben los campeones, máxime cuando la caja de resonancia de un club como el Daimiel CF es tan ínfima comparada a un equipo de una ciudad como Talavera de la Reina o cualquier equipo de capital de provincia.

Acción absolutamente clave
Y aunque hubo otras dos acciones más muy polémicas en el área del Talavera (en la del Daimiel no hubo ninguna), porque los blancos pidieron otros dos penaltis en la segunda parte, uno por empujón a Rafa Cortés (reconocido por alguna prensa talaverana) y otro por mano de Rubí, algo más dudoso, la clave fue el penalti del 41. Es verdad que luego hay que convertir el tanto, pero lo que es seguro es que el Talavera de la Reina hubiera jugado con 10 toda la segunda parte, sin su mejor hombre, Manasé, y si el Daimiel convertía el 0-1, tal y como estaba el encuentro, todo podía haber pasado. El silencio sepulcral de El Prado, lo demostraba.

Pese a la impotencia y el enfado, es evidente que en el Daimiel no se ha querido hablar de robo ni nada parecido, porque entre otras cosas el 0-1 no daba la Tercera división, pero sí de impotencia. Porque en los dos encuentros los arbitrajes han perjudicado, en líneas generales, a los blancos. Sólo queda el derecho al pataleo, a pensar en lo que pudo haber sido y no fue, en la disposición del equipo de Fran Sánchez sin su mejor hombre, en si hubiera quitado a alguno de sus delanteros, en fin a pensar en lo que pudo haber sido y no fue. Que al menos no nos quiten ese derecho.

La eliminatoria se perdió en casa
Pese a la lección de fútbol y gallardía del Daimiel en Talavera de la Reina, donde fue mejor que el equipo local, no fue suficiente para levantar una eliminatoria que claramente se perdió en Daimiel. El excesivo respeto, diría miedo, con que el Daimiel afrontó ese partido fue crucial en los 180 minutos. La experiencia talaverana, en ese aspecto, fue fundamental. Supieron jugar los tiempos, ganarse al colegiado y matar un partido cuando mejor lo hacía el Daimiel con una genialidad de Manasé.

Tampoco se puede olvidar el arbitraje de Ruipérez Marín, que sin influir en el resultado del partido de ida, tuvo otra decisión que fue fundamental, no en el partido de Ida, sino en el de Vuelta, que fue la expulsión de Moraga. El mejor de los daimieleños en la Ida pudo haber sido fundamental en la Vuelta dado el planteamiento que hizo Santi. Seguro que hubiese sido un auténtico puñal en banda izquierda sin exigencias defensivas.

El Daimiel fue medroso, no consciente de sus posibilidades y a sus jugadores sólo les faltó pedir autógrafos a los del Talavera de la Reina en el partido de Ida. Al menos con esa experiencia adquirida por parte de unos jovencísimos jugadores es con lo que hay que quedarse. Con eso y con el partidazo de los daimieleños en El Prado, con todo en contra y una gran afición entregada al equipo local.

Olvidar y preparar el equipo en Preferente
Hay que olvidar ya, cuanto antes, esta Promoción de Ascenso donde el Daimiel cumplió con creces el papel de víctima propiciatoria. Estuvo cerca de realizar la machada, el "talaverazo" en el que muy pocos confiaban, por eso hay que estar muy orgullosos de este equipo porque se dejaron la piel y defendieron la camiseta hasta el último instante.

Ahora es tiempo de esperar. El Daimiel es un equipo de Preferente, y con esas miras, y no otras, hay que trabajar. Lo más inmediato, conocer el nombre del entrenador de la próxima campaña, que volverá a ser Santi, preparar un equipo para Preferente, sin alharacas y con los pies económicos en el suelo, y estar pendientes de una asamblea de fin de temporada que se producirá el próximo 10 de junio.

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