Derrota contundente, dolorosa y muy justa la que cosechó el Daimiel en Cuenca. Ni el planteamiento, ni la ejecución ni las correcciones. Todo salió mal ante un gran equipo, muy trabajado, con mucha calidad, con gusto por el trato de balón y que pasó por encima del Daimiel. Ni las bajas, aunque evidentemente influyeron, ni lo pequeño del campo ni cualquier otra circunstancia puede justificar un resultado que debe hacer reflexionar a técnicos y jugadores durante la semana.
El Obispo Laplana, una caja de cerillas en el sentido más literal del término, fue una auténtica tumba para el Daimiel que naufragó en todos los aspectos. Sin saber muy bien cómo contrarrestar el juego local, los blancos deambularon en, especialmente, una segunda parte muy floja del equipo de Paco García-Moreno. Fue media hora de auténticos minutos de la basura donde si el San José Obrero hubiera apretado el acelerador la goleada podría haber sido de escándalo, si es que un 5-1 ante el que era líder no lo es ya.
El Obispo Laplana tiene cosas buenas y malas. Buenas si se quiere defender a ultranza, porque es muy pequeño. Pero por otro lado, cualquier falta o saque de banda supone un serio peligro para el equipo que defiende. Venirse atrás puede ser un suicio, pero dejar hacer, también. El San José Obrero jugaba siempre desde atrás y aquí es donde el Daimiel no estuvo fino. Una buena presión, pero buena de verdad ante la salida de balón, hubiera puesto en muchos más aprietos a los de Manuel Martínez que, al ver que se escapaba bien de la presión visitante, cogió confianza en su juego.
Primer gol muy desafortunado
Los obreristas llegaron con un par de disparos fuera en los primeros compases, mientras que Jesute, en una jugada con robo en la creación local, puso las peras al cuarto a Mantecón, al que se le escapó el balón pero Monti acertó a despejar el peligro.
Fue el preludio del desafortunado primer gol local. Un pelotazo de Semprún sin ningún problema ni intención, lo dejó botar Astillero que luego no calcula bien, se la traga, y Butra que pasaba por allí, aprovecha el regalo para hacer el 1-0. Sólo dos minutos después, en un saque de banda, es Raúl, quien, de primera a la media vuelta, remata al fondo de la portería en el área pequeña. La importancia del saque de banda, que diría Floro, y más en un campo tan estrecho.
Muy mal pintaban las cosas con 2-0 y un equipo visitante muy desaparecido. Pero en estas Jesús, que volvió a jugar de falso nueve ante las lesiones de Ramón y Salva, agarró un disparo desde fuera del área ante el que Mantecón, pese a tocar, nada pudo hacer. Con el 2-1 a la media hora, las esperanzas volvían al equipo visitante, aunque el balón seguía siendo local ante una nula presión visitante.
Hundimiento en la segunda parte
El gol del Daimiel generó dudas en el San José Obrero. Las segundas partes del Daimiel hasta ahora habían sido muy buenas, y en Cuenca lo sabían. Pero los blancos no estaban cómodos. La defensa hizo aguas, y dos jugadas por banda, primero la izquierda y luego la derecha, supusieron remates de cabeza al fondo de la portería. El 4-1 en el minuto 57 era toda una losa, más cuando Jesute se autoexpulsó en el minuto 60.
Para el Daimiel el partido se acabó y se convirtió en un suplicio. El San José Obrero bajó el pistón, hizo todos los cambios que pudo y se dedicó a sestear, a dar pases y más pases en horizontal dejando que el tiempo pasara ante la indolencia del Daimiel.
El quinto gol, en un robo de balón a Javi en zona defensiva, suponía un durísimo varapalo de un San José Obrero que preparó mucho mejor el choque táctica y mentalmente. El Daimiel no supo leer ni al rival, ni el campo donde se jugaba. Faltó músculo en el centro del campo y referencias arriba.
El San José Obrero, un equipo experto y veterano, demostró estar muy trabajado, presentó claramente su candidatura a ser el campeón del Grupo I, porque si bien otros equipos, como el Tomelloso, tienen muchas individualidades de calidad, el San José Obrero es un equipo muy compacto, que juega al fútbol y al que va a ser muy difícil desbancar del primer merecido puesto.
Al Daimiel sólo le queda seguir trabajando. Es un equipo tremendamente joven, que para nada se esperaba verlo en la primera posición a estas alturas de la temporada y que debe olvidar cuanto antes este traspiés porque queda Liga para seguir aspirando a todo en una Preferente muy igualada.
FICHA TÉCNICA
5 SAN JOSÉ OBRERO: Mantecón, Pinedo (Dani Mora, min. 64), Monti (Fiaño, min. 74), Semprún, Xavi (Pitu, min. 70), Roberto (Álex Opirca, min. 74), Butra, Jorge, Collado, Raúl y Gil (Adrián, min. 58).
1 DAIMIEL: Astillero, aarón, Negrete (Carlos, min. 84), Fernando, Jesús (Jony, min. 79), Francis, Jony Negrete (Jona, min. 74), Javi, Ismael, Adri (Cala, min. 52) y Jesute.
ÁRBITRO: Gonzalo Sánchez, asistido en las bandas por Gómez Aparicio y Gómez Fernández. Muy bien. Mostró amarillas por el San José Obrero a Butra, Róber, Pinedo y Jorge. Por el Daimiel la vieron jesute, Negrete y Fernando. Expulsó con roja directa a Jesute en el minuto 60.
GOLES:
1-0, minuto 18. Butra.
2-0, minuto 22. Raúl.
2-1, minuto 29. Jesús.
3-1, minuto 49. Butra.
4-1, minuto 57. Raúl.
5-1, minuto 92. Butra.
INCIDENCIAS: Campo de Fútbol Obispo Laplana. Muy estrecho, demasiado. Césped en malas condiciones. Tarde muy desapacible con lluvia, frío y viento. Unos 150 espectadores.
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