Siempre que uno va al Campo de Fútbol Nuestra Señora del Carmen, le vienen a la memoria innumerables pasajes del fútbol daimieleño. Es un terreno de juego entrañable, el campo de siempre de Daimiel. Y la verdad es que cuando los blancos han tenido que irse a ese terreno de juego por algún imponderable en el Estadio, no le ha salido bien el traslado. En esta ocasión, desde luego, era mucho más complicado que el equipo blanco hiciera del Carmen su particular talismán.
Pero El Carmen, el mítico Nuestra Señora del Carmen, fue una auténtica olla a presión, como en los viejos tiempos. Es indudable que la congoja inicial, miedo, respeto, todo lo que ustedes quieran, se fue convirtiendo en condescendencia, incredulidad, esperanza, ánimo, ilusión y alegría, enorme alegría al final de los 90 minutos. Porque el Daimiel peleó lo indecible con sus escasas armas para tumbar a uno de los equipos más en forma del Grupo XVIII de Tercera división. Durante muchos minutos parecía que vivíamos partidos de otros tiempos. La afición, que vio el ímprobo esfuerzo de los jugadores, no paró de animar de chillar, de gritar y estuvo ahí cuando hizo falta. Tras el empate del Marchamalo, los blancos pasaron por sus peores momentos, los más dudosos. Fue la afición la que levantó el partido con su aliento y los jugadores blancos volvieron a aparecer sobre el terreno de juego.
Uno, que lleva más de 25 años en esto de las crónicas, no recordaba una comunión tal en un partido. Hacía muchísimo tiempo que la afición no se arrancaba con gritos de ¡Daimiel, Daimiel, Daimiel!... cuando iban mal dadas. Fue emocionante. Los jugadores lo sintieron y dieron todo para hacerse con tres puntos trabajados, sufridos, como los van a ser todos los que consiga el Daimiel a partir de ahora, pero muy meritorios. Los tres puntos no sirven para salir del último puesto de la tabla, pero tienen un valor tremendamente incalculable en la moral y en el devenir de un Club que ha estado moribundo pero al cual este “chute” de adrenalina le va a servir para aumentar una autoestima largamente buscada. Los jugadores, en definitiva, se lo merecían.
Primera parte perfecta
La alineación de Rimun presentaba los debuts de Heredia, como lateral izquierdo, y de Domínguez, (21 años) que actuó en la punta. El de Heredia, sencillamente, de impresión. Un chaval de apenas 20 años que llevaba sin jugar desde mayo del año pasado y que aguantó perfectamente los 90 minutos ante una de las delanteras más peligrosas del Grupo. No en vano el marchamalero Rubén, es el pichichi de la competición, pero ayer apenas dispuso de ocasiones de gol. Otra novedad fue la presencia de Corbacho en el once inicial, la primera vez que lo hace desde que fue fichado. Junto a ellos, el juvenil Dachu, que jugó su séptimo partido consecutivo con el primer equipo.
Pero El Carmen, el mítico Nuestra Señora del Carmen, fue una auténtica olla a presión, como en los viejos tiempos. Es indudable que la congoja inicial, miedo, respeto, todo lo que ustedes quieran, se fue convirtiendo en condescendencia, incredulidad, esperanza, ánimo, ilusión y alegría, enorme alegría al final de los 90 minutos. Porque el Daimiel peleó lo indecible con sus escasas armas para tumbar a uno de los equipos más en forma del Grupo XVIII de Tercera división. Durante muchos minutos parecía que vivíamos partidos de otros tiempos. La afición, que vio el ímprobo esfuerzo de los jugadores, no paró de animar de chillar, de gritar y estuvo ahí cuando hizo falta. Tras el empate del Marchamalo, los blancos pasaron por sus peores momentos, los más dudosos. Fue la afición la que levantó el partido con su aliento y los jugadores blancos volvieron a aparecer sobre el terreno de juego.
Uno, que lleva más de 25 años en esto de las crónicas, no recordaba una comunión tal en un partido. Hacía muchísimo tiempo que la afición no se arrancaba con gritos de ¡Daimiel, Daimiel, Daimiel!... cuando iban mal dadas. Fue emocionante. Los jugadores lo sintieron y dieron todo para hacerse con tres puntos trabajados, sufridos, como los van a ser todos los que consiga el Daimiel a partir de ahora, pero muy meritorios. Los tres puntos no sirven para salir del último puesto de la tabla, pero tienen un valor tremendamente incalculable en la moral y en el devenir de un Club que ha estado moribundo pero al cual este “chute” de adrenalina le va a servir para aumentar una autoestima largamente buscada. Los jugadores, en definitiva, se lo merecían.
Primera parte perfecta
La alineación de Rimun presentaba los debuts de Heredia, como lateral izquierdo, y de Domínguez, (21 años) que actuó en la punta. El de Heredia, sencillamente, de impresión. Un chaval de apenas 20 años que llevaba sin jugar desde mayo del año pasado y que aguantó perfectamente los 90 minutos ante una de las delanteras más peligrosas del Grupo. No en vano el marchamalero Rubén, es el pichichi de la competición, pero ayer apenas dispuso de ocasiones de gol. Otra novedad fue la presencia de Corbacho en el once inicial, la primera vez que lo hace desde que fue fichado. Junto a ellos, el juvenil Dachu, que jugó su séptimo partido consecutivo con el primer equipo.
Pronto se vio que la igualdad iba a ser manifiesta. El Marchamalo quería imponer su mejor calidad técnica, pero la presión de Armindo, que jugó en el centro del campo junto a Dachu, y este, impedían maniobrar con claridad a los verdes. Los primeros disparos a puerta fueron locales. Armindo y Valdivia probaron fortuna desde fuera del área, pero Carlos no se vio sorprendido y atrapó bien. La primera gran ocasión llegaba en el minuto 29. Una falta escorada, a la derecha de Carlos la botaba Armindo. El balón, un obús, iba directo a la escuadra, pero Carlos sacó la mano y enviaba a córner.
Poco a poco el Daimiel se lo fue creyendo ante un Marchamalo que no daba sensación de ocupar el lugar que ostenta en la tabla. Los de Rimun se atrevían a combinar y romper por banda. Así llegaba el gol en el minuto 39. Domínguez, desde la banda, le daba un pase a Dachu que este remata a puerta conforme le venía. El disparo no era bueno, pero sí potente. El balón se encontró por el camino la bota de Negrete, que tocó lo justo para cambiar la trayectoria y batir al meta visitante. Delirio en la grada.
Se llegaba al descanso con una meritoria ventaja blanca. El equipo daba la cara y se fajaba en defensa. A destacar que los alcarreños ni dispararon a puerta en este periodo, ni siquiera botaron algún córner, por dos de los daimieleños.
Aprieta el Marchamalo
El guión para la segunda parte era previsible. El Marchamalo, que había pasado sin pena ni gloria por la primera mitad, salió más enchufado en el segundo tiempo en busca del empate. Ahora sí demostró calidad técnica porque siempre quisieron jugar el balón, pero se toparon con una defensa local inconmensurable.
El pichichi Rubén puso la congoja en el minuto 50, con una falta en la frontal que mandó a la escuadra, y a la que respondió Ruiz Caba con una bella palomita. Sólo un minuto después Zafrilla Jiménez dejaba con diez al Marchamalo por expulsión de Israel. Protestó algo y se llevó la segunda amarilla. El Daimiel se lo empezaba a creer. Sin embargo el Marchamalo siguió insistiendo. A decir verdad no se notó que se quedaron con uno menos. A los blancos les empezaba a pasar factura la condición física. Lógico en un equipo plagado de jugadores que estaban inactivos, o como el caso de Jaime Núñez, que ayer se despidió del Daimiel, salía de una lesión que le ha mantenido fuera tres partidos.
El caso es que el Marchamalo merodeaba el área local con frecuencia. Rubén realizó una jugada individual cuyo disparo se marchó fuera y cuatro minutos más tarde, en el 62, Guti, disparó desde fuera del área consiguiendo batir a un Ruiz Caba que en esa acción no estuvo afortunado, ya que el esférico le pasó por debajo del cuerpo e incluso lo llegó a tocar.
Momentos críticos
El gol del empate hizo atisbar nubarrones porque el Daimiel se vio muy tocado. El Marchamalo imprimió velocidad y achuchaba cada vez más. Los daimieleños corrían y corrían detrás del balón, pero no lograban salir de la presión. Rubén tuvo claramente el 1-2. Estaba completamente solo dentro del área, algo escorado a la derecha, pero quiso colocarla en la escuadra del palo largo y salió alto. Corría el minuto 69. Dos después, el golazo de Valdivia. Dachu recupera un balón en la medular y le mete un balón de oro a Valdivia, a la derecha, que arranca de forma espectacular, con una potencia inusual para un chico que el próximo día 27 cumple los 20 años, se va de su par y ante la salida de Carlos lo bate sin remisión. Un gol de lujo en creación y definición. Es el primero que marca el jugador cedido por el Atlético de Madrid en esta temporada. La mejor forma de celebrar su próximo cumpleaños. Tras el gol al Marchamalo le entraron las prisas. Vinieron a Daimiel demasiado confiados y lo pagaron. Sólo a balón parado pusieron algo de peligro. Así, de nuevo Rubén, en el 73, lanzó una falta de forma magistral que detuvo in extremis Ruiz Caba enmendando su error en el gol. Se hizo daño el portero porque se golpeó en el poste.
Valdivia tuvo el 3-1
El Daimiel se la jugó a los contragolpes. Y lo cierto es que Valdivia tuvo sus botas el 3-1 en el minuto 75. Fue una jugada similar, balón para la carrera, se va del central, esta vez por la izquierda, pero ahora ante la salida de Carlos, el balón se fue llorando mansamente fuera por muy poquito. Pudo ser la sentencia. Pero este Daimiel tiene que sufrir. Aguantó con uñas y dientes las embestidas finales. El sacrificio colectivo fue total. El público arrimó el hombro todo lo que pudo. Hubo alguna falta buenísima para los verdes que desperdiciaron, aunque cortaron el aliento de los presentes, no en la ejecución, pero sí por la buena posición desde donde se botaron. El empate podía llegar en algún error, algún mal rechace. Todos recordaban que el Marchamalo empató en la primera vuelta en el descuento.
Pero esta vez no. Esta vez el Nuestra Señora del Carmen sí fue talismán. Volvieron los viejos tiempos, los de la épica en un campo mítico. Tiempos que se quieren rememorar con la vuelta definitiva a este recinto deportivo. Triunfo largamente aplaudido. Hasta los jugadores se fundieron en unos aplausos hacia el público. Una victoria ilusionante que pone a cada uno en su sitio y que al menos pone de manifiesto que el que quiera ganarle al Daimiel tendrá que poner toda la carne en el asador desde el minuto 1 de partido.
FICHA TÉCNICA
2 DAIMIEL: Ruiz Caba, Noel, Fran Blasco, Juanpe, Heredia, Corbacho (Jaime Núñez, min. 52), Dachu, Armindo (Pincho, min. 55), Domínguez, Valdivia y Negrete (David López, min. 82).
1 MARCHAMALO: Carlos, Gerardo, Quique, Mora, Fran (Esaú, min. 82), Nacho (Manolo, min. 61), Roberto, Cillo (Montero, min 61), Rubén, Guti e Israel.
ÁRBITRO: Zafrilla Jiménez, asistido en las bandas por Calvo San Higinio y Monasor Blesa, de la Delegación de Albacete. Impecable arbitraje. Solo anotar la anécdota de que mandó parar el cronómetro del Campo de Fútbol en el minuto 90 para que no se viera el descuento. Enseñó tarjetas amarillas a los locales Armindo y Juanpe, expulsó al visitante Israel, por doble cartulina amarilla en el minuto 51.
GOLES:
Se llegaba al descanso con una meritoria ventaja blanca. El equipo daba la cara y se fajaba en defensa. A destacar que los alcarreños ni dispararon a puerta en este periodo, ni siquiera botaron algún córner, por dos de los daimieleños.
Aprieta el Marchamalo
El guión para la segunda parte era previsible. El Marchamalo, que había pasado sin pena ni gloria por la primera mitad, salió más enchufado en el segundo tiempo en busca del empate. Ahora sí demostró calidad técnica porque siempre quisieron jugar el balón, pero se toparon con una defensa local inconmensurable.
El pichichi Rubén puso la congoja en el minuto 50, con una falta en la frontal que mandó a la escuadra, y a la que respondió Ruiz Caba con una bella palomita. Sólo un minuto después Zafrilla Jiménez dejaba con diez al Marchamalo por expulsión de Israel. Protestó algo y se llevó la segunda amarilla. El Daimiel se lo empezaba a creer. Sin embargo el Marchamalo siguió insistiendo. A decir verdad no se notó que se quedaron con uno menos. A los blancos les empezaba a pasar factura la condición física. Lógico en un equipo plagado de jugadores que estaban inactivos, o como el caso de Jaime Núñez, que ayer se despidió del Daimiel, salía de una lesión que le ha mantenido fuera tres partidos.
El caso es que el Marchamalo merodeaba el área local con frecuencia. Rubén realizó una jugada individual cuyo disparo se marchó fuera y cuatro minutos más tarde, en el 62, Guti, disparó desde fuera del área consiguiendo batir a un Ruiz Caba que en esa acción no estuvo afortunado, ya que el esférico le pasó por debajo del cuerpo e incluso lo llegó a tocar.
Momentos críticos
El gol del empate hizo atisbar nubarrones porque el Daimiel se vio muy tocado. El Marchamalo imprimió velocidad y achuchaba cada vez más. Los daimieleños corrían y corrían detrás del balón, pero no lograban salir de la presión. Rubén tuvo claramente el 1-2. Estaba completamente solo dentro del área, algo escorado a la derecha, pero quiso colocarla en la escuadra del palo largo y salió alto. Corría el minuto 69. Dos después, el golazo de Valdivia. Dachu recupera un balón en la medular y le mete un balón de oro a Valdivia, a la derecha, que arranca de forma espectacular, con una potencia inusual para un chico que el próximo día 27 cumple los 20 años, se va de su par y ante la salida de Carlos lo bate sin remisión. Un gol de lujo en creación y definición. Es el primero que marca el jugador cedido por el Atlético de Madrid en esta temporada. La mejor forma de celebrar su próximo cumpleaños. Tras el gol al Marchamalo le entraron las prisas. Vinieron a Daimiel demasiado confiados y lo pagaron. Sólo a balón parado pusieron algo de peligro. Así, de nuevo Rubén, en el 73, lanzó una falta de forma magistral que detuvo in extremis Ruiz Caba enmendando su error en el gol. Se hizo daño el portero porque se golpeó en el poste.
Valdivia tuvo el 3-1
El Daimiel se la jugó a los contragolpes. Y lo cierto es que Valdivia tuvo sus botas el 3-1 en el minuto 75. Fue una jugada similar, balón para la carrera, se va del central, esta vez por la izquierda, pero ahora ante la salida de Carlos, el balón se fue llorando mansamente fuera por muy poquito. Pudo ser la sentencia. Pero este Daimiel tiene que sufrir. Aguantó con uñas y dientes las embestidas finales. El sacrificio colectivo fue total. El público arrimó el hombro todo lo que pudo. Hubo alguna falta buenísima para los verdes que desperdiciaron, aunque cortaron el aliento de los presentes, no en la ejecución, pero sí por la buena posición desde donde se botaron. El empate podía llegar en algún error, algún mal rechace. Todos recordaban que el Marchamalo empató en la primera vuelta en el descuento.
Pero esta vez no. Esta vez el Nuestra Señora del Carmen sí fue talismán. Volvieron los viejos tiempos, los de la épica en un campo mítico. Tiempos que se quieren rememorar con la vuelta definitiva a este recinto deportivo. Triunfo largamente aplaudido. Hasta los jugadores se fundieron en unos aplausos hacia el público. Una victoria ilusionante que pone a cada uno en su sitio y que al menos pone de manifiesto que el que quiera ganarle al Daimiel tendrá que poner toda la carne en el asador desde el minuto 1 de partido.
FICHA TÉCNICA
2 DAIMIEL: Ruiz Caba, Noel, Fran Blasco, Juanpe, Heredia, Corbacho (Jaime Núñez, min. 52), Dachu, Armindo (Pincho, min. 55), Domínguez, Valdivia y Negrete (David López, min. 82).
1 MARCHAMALO: Carlos, Gerardo, Quique, Mora, Fran (Esaú, min. 82), Nacho (Manolo, min. 61), Roberto, Cillo (Montero, min 61), Rubén, Guti e Israel.
ÁRBITRO: Zafrilla Jiménez, asistido en las bandas por Calvo San Higinio y Monasor Blesa, de la Delegación de Albacete. Impecable arbitraje. Solo anotar la anécdota de que mandó parar el cronómetro del Campo de Fútbol en el minuto 90 para que no se viera el descuento. Enseñó tarjetas amarillas a los locales Armindo y Juanpe, expulsó al visitante Israel, por doble cartulina amarilla en el minuto 51.
GOLES:
1-0, minuto 39. Negrete.
1-1, minuto 62. Guti.
2-1, minuto 71. Valdivia.
INCIDENCIAS: Campo de Fútbol Nuestra Señora del Carmen. Unos 180 espectadores en tarde fresca. Césped artificial en buenas condiciones. Ovación de gala para los jugadores al final del partido. El árbitro indicó que el acceso a vestuarios debe estar vallado, por lo que para el próximo partido el Daimiel CF deberá subsanar esa contingencia.
INCIDENCIAS: Campo de Fútbol Nuestra Señora del Carmen. Unos 180 espectadores en tarde fresca. Césped artificial en buenas condiciones. Ovación de gala para los jugadores al final del partido. El árbitro indicó que el acceso a vestuarios debe estar vallado, por lo que para el próximo partido el Daimiel CF deberá subsanar esa contingencia.
LA FOTO DE LA AFICIÓN
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