domingo, 7 de febrero de 2010

El Daimiel es fiel a la historia y derrota a La Gineta (1-0)


El Daimiel CF ha dado otra soberana lección de humildad y sacrificio colectivo. Todas las carencias técnicas, que, presuntamente, acumula el equipo, se solventan con una capacidad de trabajo absolutamente encomiable. Ya advertíamos que para ganar a este Daimiel del pundonor, había que trabajar desde el minuto 1. El Marchamalo no lo entendió y La Gineta, tampoco. El Daimiel tiene muy claro lo que tiene que hacer. No se puede esperar de este equipo excesivas genialidades, aunque ya se encarga Valdivia, y algún otro escudero, de mostrarlas cuando hacen falta, pero sí se espera de ellos correr y trabajar todo el partido. Solo así pueden llegar los triunfos, porque se está demostrando que en esta Tercera división lo importante es correr más que el contrario, y si encima tienes algo de calidad, mejor.

Los de Rimun se aferran como una lapa a la permanencia. Probablemente el vestuario blanco sea el único que cree en que la salvación es posible. O al menos los únicos que lo creían hace tres o cuatro semanas atrás. Rimun ha pergeñado un equipo, en el más estricto sentido de la palabra, en el que van todos a una. Conscientes de sus limitaciones, y, por qué no decirlo, de sus virtudes. De momento todo está saliendo a pedir de boca, porque con un equipo plagado de “desahuciados” del fútbol, en una entidad a la que daban por muerta, está consiguiendo devolver la ilusión a la afición (hubo más taquilla que el día de Marchamalo) y demostrando que hay que confiar en la gente aunque ésta lleve sin jugar meses al fútbol. Hoy, La Gineta ha vuelto a perder con el Daimiel, como siempre en casa.

Debut de Alberto García e Israel
Y es que ayer debutaron los dos jugadores que quedaban por hacerlo, con lo que son 40 futbolistas los que ha utilizado el Daimiel en partido de Liga. Pues lo de Alberto García es para analizar. Un chaval, de 20 años, que la temporada pasada dejó el fútbol, y que en ésta comenzó en el Toledo B, club que dejó allá por el mes de octubre. Desde entonces no había tocado un balón y de repente se marca un partidazo delante de dos veteranos como Pelu (29) y Rícard (30), a los que dejó en evidencia. Tampoco estuvo mal el debut de Israel, que corrió muchísimo, como siempre, y se fajó todo el tiempo con la defensa rival. Se nota que el canterano ha jugado pocos partidos completos, pero es un buen refuerzo para lo que queda de temporada.

La alineación de Rimun traía la sorpresa de Astillero en la portería. Volvía a sorprender puesto que Ruiz Caba lo hizo muy bien en Tomelloso. Pero ayer Astillero, que tampoco tuvo excesivo trabajo, sí que lo resolvió a la perfección, porque, en honor a la verdad, realizó un par de intervenciones que evitaron el empate amarillo.

La Gineta, mucha veteranía
Enfrente del Daimiel se encontraba uno de los equipos más veteranos de la categoría, con Zígor Aranalde a la cabeza y que a sus 36 años sigue “repartiendo estopa” por esos campos de Dios. El planchazo a Fran Blasco en el minuto 92, y que le valió la expulsión por segunda amarilla, fue de juzgado de guardia. Insostenible que este futbolista no fuera expulsado mucho antes por Fernández Manzaneque. Pero los Buyo (28), Navalón (33), Fernan (30), Zígor Aranalde (36), Rícard (30), Pelu (29), Herra (29) o Perea (30), que salió en la segunda parte, se las saben todas y utilizan un juego subterráneo tremendo que al colegiado Fernández Manzaneque le costó frenar.
Una Gineta que salió al campo como a sestear, con Rícard totalmente fuera del partido, a tratar de llevar la iniciativa pero tímidamente y que sólo con el 1-0 en contra fue directamente a por el encuentro. El mismo, no es que fuese vistoso, ya digo que con este Daimiel no se pueden esperar florituras, pero sí de los rivales que, todos ellos, están por encima de la tabla, con plantillas, en teoría, muy superiores.
El 4-1-4-1 local, con Israel en punta, por lo que Valdivia retrasó su posición, se iba imponiendo al 4-4-2 visitante que luego pasó a ser 4-2-3-1. La pelea y brega en el centro del campo era la nota dominante, hasta que en el minuto 13, una falta que saca Fran Blasco desde su propio campo, la mete en la defensa visitante que se la “traga”, el balón le cae a Domínguez, que, conforme venía, le pega ajustado a la cepa del poste y Buyo tiene que lucirse para salvar el primer gol local.

No iba a quedar la cosa ahí, porque solo cuatro minutos después, es de nuevo Domínguez el que hace un buen control con la pierna izquierda, para preparársela, y lanzar con la derecha, en posición similar a la anterior, y es de nuevo Buyo el que despeja con muchos apuros. Los minutos van pasando y La Gineta no encuentra el camino, mientras el Daimiel se defiende con orden e incluso monta alguna jugada que asusta a los amarillos. Sin embargo es La Gineta el que se puede ir con el 0-1 en el marcador, cuando una falta inexistente en el centro del campo, la saca Rícard que abre al jugador más incisivo en el primer periodo de los visitantes, Buitre, éste la pone para que el pichichi de los gineteros, Herra, remate con la cabeza fuera cuando tenía todas las de ganar para marcar el primero.

Emocionante segunda parte
La intensidad del partido creció en la segunda mitad. Rimun no quería faltas, sabedor del poderío amarillo a balón parado. Incluso en los saques de banda, Zígor Aranalde las metía siempre en la cueva, pero allí estuvo la defensa comandada por un inconmensurable Fran Blasco (mandando y apoyando a los jóvenes), junto a Carlos García, que, por cierto, ejerció de capitán.

El único gol del partido llegaba en el minuto 63, justo después de una buena oportunidad amarilla, cuando Buitre mandó a las nubes, de volea, un buen centro desde la banda derecha y se encontraba en buena posición. El gol blanco vino como menos se esperaba, a balón parado. Y es que hay que tirar de hemeroteca para ver un gol a balón parado favorable al Daimiel. El caso es que Valdivia botó un córner a la derecha de Buyo, que peinó lo justo Domínguez para enviarlo al fondo de las mallas. Lo había buscado el jugador de Puertollano y al final lo encontró. Es su primer gol en los tres partidos que ha disputado con el Daimiel.

A partir de ese momento La Gineta despierta. Mete una marcha más al partido y es ahí donde vuelve a aparecer la renacida afición. Una afición que sabe que el jovencísimo e inexperto equipo daimieleño necesita de su aliento en situaciones como ésta. De ahí la importancia de seguir jugando en el Nuestra Señora del Carmen. Astillero apareció cuando lo tuvo que hacer. Primero, en el minuto 65, en un remate a bocajarro de Buitre, que el meta despejó como pudo, y que luego Aarón envió in extremis a córner evitando el remate de Perea.

Dos después, Jovi, entrenador de La Gineta, gastaba su último cambio metiendo a otro hombre de ataque y jugándoselo todo, aunque antes había quitado al pichichi Herra, al parecer, lesionado. Otro susto llegaba en el minuto 68. Esta vez fue Perea, que desde que saltó al campo, fue el hombre que sacó todas las faltas. En esta la mandó muy ajustada al palo, pero allí se encontró a Astillero. Los gineteros dominaban claramente la situación, y el Daimiel, únicamente podía salir a la contra. La emoción, por lo corto del resultado, era patente, porque aunque La Gineta asediaba el marco, la defensa se defendía fenomenal, pero en cualquier acción podía llegar el empate. De hecho La Gineta marcó un gol pero fue anulado por fuera de juego.

Rimun tuvo que quitar al juvenil Dachu, que acabó exhausto y algo lesionado. Ovación de gala que seguro escuchó su abuelo allá en el cielo. Fue merecidísima, por su enorme derroche todo el partido. Poco a poco La Gineta se fue apaciguando al ver que no podía con la muralla blanca. Siempre había uno de blanco, una ayuda que llegaba, un hombre mejor posicionado, un despeje salvador. Sólo a balón parado, llegaba el peligro. Así Perea, en el 82, mandó una falta a la escuadra, pero con poca potencia. Eso sí, iba dentro, y Astillero tuvo que sacar la mano.

Triunfo para saborear
El Daimiel supo jugar los últimos minutos al otro fútbol, pese a la enorme inexperiencia en estas lides de la mayoría de sus futbolistas, hasta que llegó la brutal entrada, otra más, a las que nos tiene acostumbrado Zígor Aranalde, que dejó muy maltrecho el ya de por sí dañado tobillo de Fran Blasco. Era el 92, y La Gineta se quedó con 10, aunque Fran Blasco ya no pudo continuar en los tres minutos más que duró el partido.

En definitiva es una victoria más en la muesca de este puñado de jugadores. Una victoria para saborearla, porque las que más cuestan son las que mejor saben. Una victoria de unos jugadores que siguen creyendo en una salvación muy complicada, en todos los aspectos, pero que está suponiendo un revulsivo total en el apoyo de la afición. La vuelta al Nuestra Señora del Carmen está resultando efectiva y los que pueden decidir que el equipo siga jugando allí, porque está en su mano y lo pueden hacer, deben darse cuenta que la afición al fútbol lo demanda con creces.

FICHA TÉCNICA
1 DAIMIEL: Astillero, Noel, Aarón, Carlos García, Fran Blasco, Dachu (David López, min. 74), Alberto García (Dani Crognale, min. 60), Israel, Domínguez, Valdivia y Negrete (Carlos Pozuelo, min. 49).

0 LA GINETA: Buyo, Navalón, Roberto Cuevas, Fernan (Víctor Martí, min. 67), Zígor Aranalde, Rícard, Pelu (Perea, min. 49), Buitre, Carlos Pérez, Herra (Faura, min. 52) y David Álvarez.

ÁRBITRO: Fernández Manzaneque, asistido en las bandas por Rodríguez Moreno y Gómez Miguel, de la Delegación de Toledo. Pese a que mostró muchas tarjetas a los visitantes, se quedó corto, sobre todo porque Zigor Aranalde debió ser expulsado mucho antes, al igual que Roberto Cuevas debió ver el camino de vestuarios antes de tiempo. Enseñó tarjetas amarillas por el Daimiel a Aarón, Noel y Astillero. Por parte de La Gineta vieron amarillas Rícard, Pelu, Roberto Cuevas y Perea. Expulsó, por doble amonestación, a Zígor Aranalde en el minuto 92.

GOL: 1-0, minuto 63. Domínguez.

INCIDENCIAS: Campo de Fútbol Nuestra Señora del Carmen. Unos 210 espectadores en tarde fresca. Césped artificial en perfecto estado. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Emilio García-Moreno, socio número 3 del Daimiel CF y abuelo del jugador local, Dachu.

LA FOTO DE LA AFICIÓN

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