Bien está lo que bien acaba y el Ourense dejó un buen
sabor de boca en O Couto, al doblegar a un enemigo con el talento que
atesora el Real Madrid C.
El enfrentamiento comenzó al ralentí, pese a que
el filial merengue intentaba imponer su control del balón. Al contrario,
fueron los rojillos los primeros en ensayar el disparo a puerta, un
cabezazo de Luismi a las manos de Jacob, tras un buen servicio de Arce,
que también se atrevió algo más tarde, con un chut que se le fue alto a
la salida de un córner.
Para ver una combinación vertical que amenazara
la portería de Táboas fue necesario sobrepasar la primera media hora,
cuando Noblejas progresó por su carril izquierdo y fue habilitado por la
pared de Ramírez para un tiro demasiado cruzado. El mediopunta
madridista pasó de asistente a rematador en cuestión de minutos, pero su
intentona desde demasiado lejos se le quedó blanda y la atajó sin
problemas el meta local.
Si no hubo goles en el primer período, la
historia de segundo tiempo se revolucionó a su inicio, cuando Ramírez
definió de modo impecable una dejada de Mariano. Luisito ya no esperó
mucho más para recomponer su formación. Juan Martínez ocupó el lateral
izquierdo y Pillado reforzaba la medular, desplazándose Borja Valle al
flanco zurdo y Campillo a la posición de central.
A los ourensanistas les costaba crear peligro,
pero lograron frenar al joven plantel merengue. Con un poco de paciencia
y con su habitual espíritu inconformista, terminó por aparecer la
oportunidad de la estrategia y Campillo logró el empate al peinar el
templado envío de Yebra.
El gol revitalizó a los anfitriones y también
activó a los recambios de su oponente, porque futbolistas como Burgui y
Rubén Sobrino saltaban al campo con la intención de volver a tomar la
delantera. Con la afición animando a su equipo, el Ourense volvió a
jugarse la baza del balón parado. De nuevo Yebra, esta vez desde la
izquierda y otro central, el recién incorporado Padrón, elevándose para
ganarle la partida a los forasteros.
La segunda diana desató la alegría de todo el
ourensanismo por lo que se había conseguido a lo largo de un complicado
ejercicio y por lo que se podría lograr ante el filial blanco. Pablo
Pillado incluso le pudo dar la puntilla a los de José Manuel Díez, pero
tras desembarazarse de marcadores y portero, no pudo resolver en última
instancia.
Tocó sufrir un poco más, porque Ramírez tuvo un
buen libre directo en la frontal para igualar en la prolongación, pero a
la postre, el Ourense le puso el broche de oro a una gran temporada, la
del retorno -y permanencia- a la Segunda B.
Goles: 0-1, min 46: Ramírez; 1-1, min 67: Campillo, 2-1, min 85: Padrón.
Árbitro: Moreno Hidalgo, del comité de Castilla La Mancha. Amonestó a Yebra, Rubén Arce; Marc Vales, Barril, Belima y Mariano.
Incidencias: O Couto. Unos 2.500 espectadores.
CD OURENSE (2): Manu Táboas, Josu (Padrón,
min 75), Campillo, Portela (Juan Martínez, min 53), Capi, Yebra, Adil,
Rubén Arce, Luismi (Pablo Pillado, min 53), Borja Valle y Óscar
Martínez.
REAL MADRID C (1): Jacob, Kamal, Noblejas, Dani
Suárez, Marc Vales, Álvaro López, Omar, Barril (Burgui, min 65), Belima
(Ángel, min 56), Ramírez y Mariano (Rubén Sobrino, min 70).
lavozdegalicia.es
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