domingo, 28 de marzo de 2010

Se adelantó el Daimiel pero el Azuqueca machaca en el 92 (1-2)


Una auténtica pena el puntito que pudo haber arañado el Daimiel CF, que tenía en su mano en el descuento, pero que voló ante un equipo que tiene auténtica dinamita en sus atacantes. En honor a la verdad, y teniendo en cuenta todo el partido, el Azuqueca no debió sufrir tanto para llevarse tres merecidos puntos. Los de Quique López tuvieron ocasiones clarísimas para haber matado el partido en apenas 20 minutos, los primeros del partido. Pero incomprensiblemente, el conjunto más goleador de la categoría, falló lo indecible hasta ese minuto 92 que dejaba con la miel en los labios a los daimieleños.

No nos vamos a cansar de aplaudir y elogiar el esfuerzo, constancia y lucha de todos los jugadores del Daimiel. Un equipo que afrontaba el partido, ante uno de los mejores conjuntos de la categoría, con cinco bajas, con Quesada mermado, y con Carlos García a punto de no jugar por haber estado toda la noche con fiebre. Al final tuvo que ser cambiado. Aún así, y sobre todo en la segunda parte. Los de Rimun dieron la cara, se adelantaron en el marcador e incluso Armindo hizo soñar con conseguir los tres puntos con dos faltas en los últimos minutos que pusieron el corazón en un puño de los pocos aficionados azudenses desplazados a Daimiel.

Pero es lo que hay. No se le puede exigir más a este equipo que da todo lo que tiene y que va a abandonar la categoría ante los elogios unánimes de todos los entrenadores que van pasando por sala de prensa. Un equipo al que hay que jugarle y ganarle. Los daimieleños no van a regalarle a nadie los tres puntos y ahora, que la presión ya no existe, es posible que se pueda erigir en juez del descenso.

Un huracán llamado Azuqueca
Los primeros 20 minutos del Azuqueca fueron, sencillamente, espectaculares. Los de Quique López saltarón al Nuestra Señora del Carmen con la lección muy aprendida y con el acelerador a tope. Hasta cuatro clarísimas ocasiones de gol desperdiciaron los rojinegros, más alguna otra desbaratada por la defensa. Cinco córneres en 21 minutos dan muestra del dominio abrumador visitante ante un Daimiel que no encontraba el sitio por ningún momento. Sería prolijo narrar las ocasiones azudenses, siempre protagonizadas por esos dos depredadores del área que son Javi Robledo y Seubert. El primer aviso fue de Javi Robledo a los 8 minutos con un disparo con el exterior de su pie izquierdo a bocajarro ante Ruiz Caba. Se le va fuera. Luego, en el 15, es Seubert el que ve un balón suelto en el punto de penalti, dispara con todo y se le va alto. Sólo dos minutos después, el propio Seubert pega un pepinazo de impresión que da en el larguero, bota, y se sale. Y en el 18, en pleno acoso y derribo, es Seubert el que centra, Javi Hernández remata de cabeza en buena posición pero el balón sale hacia el segundo palo, donde aparece Javi Robledo que, sin portero y a portería vacía la echa fuera.
Ni que decir tiene que cada córner era un suplicio para la defensa blanca. El partido tenía malísima pinta para los blancos que podían darse de cruces por ir empate a cero ante tamañas oportunidades del conjunto azudense. La goleada, ante el equipo más goleador de la Liga, se mascaba y sobrevolaba el coqueto Nuestra Señora del Carmen.

Caprichos del fútbol
Pero el fútbol volvió a demostrar, una vez más, que es caprichoso, que no atiende de favoritismos, ni de presupuestos, ni de lógicas. Un contraataque por banda izquierda de Negrete acaba en córner. Primero y único que botó el Daimiel en todo el partido. Lo botó Armindo, a la derecha de Jesús, y Noel, que se ha destacado como el mejor delantero del Daimiel, ya lleva cuatro tantos, marcaba de cabeza límpiamente en el segundo palo. Ver para creer.

A buen seguro que los aficionados azudenses se tenían que frotar los ojos, porque el Daimiel, hay que ser justos, no había hecho mérito alguno para conseguir adelantarse en el marcador. Pero el gol sirvió para que el partido comenzara a cambiar. Los blancos se serenaron y se situaron, quizá le perdieron el temor a un equipo, el alcarreño, que hay que felicitarle porque sólo sabe mirar para adelante. Son jugadores que tienen la portería rival entre ceja y ceja, y no dudan en lanzar a portería en cuanto tienen ocasión para ello.
Quizá si el Daimiel hubiera aguantado con el 1-0 un poco más, la película del partido hubiera cambiado pero el hecho es que solo dos minutos después del gol local, Carlos habilitó un buen balón para Seubert que se internó en el área algo escorado y lanzó un zapatazo cruzado que pegaba en la cepa del poste, con tan mala suerte para el Daimiel que el rechace le cayó, esta vez, a Javi Robledo, que, tras varios rechaces con Aarón y el propio Ruiz Caba, conseguía mandar al fondo de las mallas. Tantas ocasiones clarísimas para tener que marcar un gol en semi churro.

Las fuerzas se igualan
Pero como hemos dicho, el partido ya fue otro, las fuerzas se igualaron, el Azuqueca empezó a acusar el cansancio y los de Rimun, poco a poco, fueron controlando mejor la situación y a tratar de tocar el balón con criterio. Ya no hubo apuros para Ruiz Caba en este primer período que, verdaderamente, acababa con un afortunado empate en el marcador.

Y si el Daimiel apenas existió en el primer período, en la segunda fue otra historia. Los de Rimun se subieron a las barbas del Azuqueca. Bien es verdad que sin generar peligro, pero sin que el Azuqueca consiguiera llegar con la fluidez y claridad con que lo hizo en el primer tiempo. De hecho los rojinegros solo botaron un córner en este período, aunque en él Javi Robledo conectó con la cabeza un remate que se fue fuera por poco.

El partido había cambiado, Armindo se mostró mucho más participativo y preciso en esta parte, y Carlos García y Fran Blasco le ganaron la partida, ahora sí, a los dos rivales tremendos que tenían delante. Quesada y Dachu se multiplicaron y el Daimiel ya pasaba a jugar en campo visitante. Todo parecía controlado e incluso el Azuqueca parecía desfondado, aunque, los contragolpes rojinegros fueron peligrosos. Uno lo salvó Ruiz Caba, muy atento todo el partido, lanzándose a los pies de Javi Hernández y el otro lo marró de forma y manera incomprensible el pichichi del grupo, Javi Robledo, que tras salvar a Ruiz Caba, y en posición frontal al marco, sin nadie que se lo impidiera, enviaba la pelota fuera ante la incredulidad general.

Armindo tiene el último cartucho
Los últimos minutos parecían controlados. Pese a que Carlos García tuvo que abandonar su puesto, mermado por la fiebre, Quesada ocupó bien su lugar y Armindo controlaba en medio campo. Además Domínguez había metido una marcha más al ataque blanco. El Azuqueca parecía haber perdido todo el fuelle, pese al indudable peligro de sus puntas. Todo el equipo sacó la casta, el orgullo y la raza. Eso es indiscutible, más ante un gran equipo, con una tremenda pegada, como es el Azuqueca. El que puso la ilusión en la grada fue Armindo. Tuvo dos faltas en posiciones peligrosísimas. La primera, a un palmo de la frontal y centrada, la mandó alto por poquísimo. En la segunda, plena de potencia, y en el minuto 85, obligó a Jesús a sacar los puños.
Pero el Azuqueca no se dio por vencido y en el 92, en una jugada que nacía de una falta botada por el portero Jesús en su propio campo, al final le llegaba a Seubert que con gran calidad bajaba con el pecho de espaldas a la portería casi en la frontal, y a la media vuelta agarraba un duro disparo raso que fue imposible de atajar para Ruiz Caba, quizá porque tampoco se esperaba ese balón ante una nube de defensores. El Daimiel perdía un punto por el que había trabajado y sufrido, pero no se puede considerar injusta la derrota. Las más de las veces el que perdona lo acaba pagando, pero en este caso la calidad individual del Azuqueca se llevó por delante las ilusiones de una parroquia local que daba como muy meritorio el punto que se estuvo a punto de obtener.
El Daimiel se marcha a Regional con la cabeza alta. Así lo reconocen todos los entrenadores rivales y eso es al menos lo que se espera de un puñado de jugadores que han demostrado casta y orgullo pese a todos los problemas que han rodeado a la entidad en los últimos meses.

FICHA TÉCNICA
1 DAIMIEL: Ruiz Caba, Aarón (Heredia, min. 87), Quesada, Carlos García (Corbacho, min. 58), Fran Blasco, Dachu, Noel, Carlos Pozuelo, Armindo, Dani Crognale y Negrete (Domínguez, min. 66).

2 AZUQUECA: Jesús, Carlos Sierra (Tito, min. 79), Diego, Pancorbo, Carlos, Mata, Ongil, Javi Hernández (Pascu, min. 63), Javi Robledo (Trigueros, min. 93), Seubert y Alcocer.

ÁRBITRO: Zafrilla Jiménez, asistido en las bandas por Escobar García y Monasor Blesa, de la Delegación de Albacete. Muy bien. Enseñó tarjeta amarilla a los daimieleños Quesada, Carlos García y Noel. Por parte del Azuqueca la vieron Mata y Pancorbo.

GOLES:
1-0, minuto 24. Noel.
1-1, minuto 26. Javi Robledo.
1-2, minuto 92. Seubert.

INCIDENCIAS: Campo de Fútbol Nuestra Señora del Carmen. Una de las peores entradas de la temporada con apenas 150 espectadores. Tarde muy agradable y césped artificial en perfecto estado.

LA FOTO DE LA AFICIÓN






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