La amenaza de Villar de acudir a la FIFA no es nueva. Ya pidió el 28 de enero el amparo del mandamás del fútbol mundial, Joseph Blatter. En aquel caso, Villar se quejaba de que el Gobierno intente legislar sobre el reparto de los derechos televisivos sin contar con la Federación. Se agarra al artículo 78 del Estatuto de la FIFA, según el cual la titularidad de los derechos sobre las competiciones de cada país corresponde a las federaciones nacionales «sin ninguna restricción». La postura de Villar es ahora el principal obstáculo del decreto que ansían los clubes para la negociación colectiva de los derechos televisivos, según el modelo de la Premier.
Plante del fútbol modesto
En la Junta Directiva del pasado 28 de enero, la Federación activó un plan de movilizaciones del fútbol modesto contra el Gobierno, entre las que incluía un plante que siguieron en distintos fines de semana la mayoría de las territoriales. Aunque los razonamientos oficiales eran otros (el reparto de los derechos audivisuales y del dinero de las quinielas), la rebelión vino alentada por el rumor de que la Seguridad Social iba a cambiar la legislación y a obligar a los clubes a dar de alta a todas las personas a las que abonan una remuneración. La ministra de Trabajo aclaró que no había ninguna reforma prevista, ni tampoco un plan para inspeccionar a los clubes modestos.
Los ocho millones que le reclama el CSD
Como mar de fondo de todo este conflicto, se encuentra el peliagudo asunto de los ocho millones de euros que le reclama el Consejo Superior de Deportes a la Federación del dinero que se reparte de las quinielas. El propio ministro Wert ha asegurado que se trata de un «dinero finalista» que debía haberse empleado para la construcción de campos o para ayudar al fútbol base, pero a los que supuestamente se les dio un uso distinto. Además, la Federación discrepa con el CSD sobre el resultado de la auditoría que la empresa BDO realizó a sus cuentas de 2013. En ella se expresan hasta ocho importantes salvedades.
En la Junta Directiva del pasado 28 de enero, la Federación activó un plan de movilizaciones del fútbol modesto contra el Gobierno, entre las que incluía un plante que siguieron en distintos fines de semana la mayoría de las territoriales. Aunque los razonamientos oficiales eran otros (el reparto de los derechos audivisuales y del dinero de las quinielas), la rebelión vino alentada por el rumor de que la Seguridad Social iba a cambiar la legislación y a obligar a los clubes a dar de alta a todas las personas a las que abonan una remuneración. La ministra de Trabajo aclaró que no había ninguna reforma prevista, ni tampoco un plan para inspeccionar a los clubes modestos.
Los ocho millones que le reclama el CSD
Como mar de fondo de todo este conflicto, se encuentra el peliagudo asunto de los ocho millones de euros que le reclama el Consejo Superior de Deportes a la Federación del dinero que se reparte de las quinielas. El propio ministro Wert ha asegurado que se trata de un «dinero finalista» que debía haberse empleado para la construcción de campos o para ayudar al fútbol base, pero a los que supuestamente se les dio un uso distinto. Además, la Federación discrepa con el CSD sobre el resultado de la auditoría que la empresa BDO realizó a sus cuentas de 2013. En ella se expresan hasta ocho importantes salvedades.
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