El partido entre el Cartagena y el Villanovense no se quedó en el césped. Hubo más cosas, que muchos las vimos y que no pasaron desapercibidas para el público. De las más significativas las relaciones nulas, inexistentes, entre el concejal de Deportes Diego Ortega y el presidente del Cartagena Javier Marco. Ni se hablaron. Muy triste.
Hace un tiempo el concejal de Deportes Diego Ortega y el presidente del Cartagena, el abogado Javier Marco, hablaban aunque fuese de cosas triviales cuando coincidían en el palco. Comentaban alguna jugada, como les había ido la semana, la situación del equipo en la tabla…ayer, ni eso. Cuando el concejal de Deportes apareció por el palco Javier Marco ya llevaba unos cuantos minutos. Pero ni se hablaron. Diego Ortega incluso dejó un asiento vacío por el medio para evitar, seguramente, tener que cruzar palabra alguna con Marco.
Y así están las cosas mientras Isidoro García sigue moviéndose para reclutar "a más empresarios de lo que algunos se piensan”, nos decía antes de entrar al Estadio o pudimos comprobar también la desmoralización en la que andaba sumido Pencho Angosto, presidente de las Peñas y visiblemente afectado por el empate, que lejos de considerarlo positivo consideraba que se trataba de un paso atrás significativo y que podía suponer el principio del fin del club. A este paso vamos a tener que divulgar alguna campaña publicitaria para promocionar el Lexatin que algunos necesitan como el comer. En este diario digital ya tomamos, que conste. Con receta médica, por cierto.
Pencho Angosto, en un estado de evidente nerviosismo, no daba un euro por el futuro del Cartagena a la salida del estadio. Mala cosa. Cuestión momentánea, habrá que esperar que sea así en una de las personas a las que se le supone más serena debería estar por mucho trabajo que lleve a sus espaldas.
Pero hubo más. Como los gestos, visibles, que durante unos segundos ofrecían dos jugadores del Cartagena. El primero de ellos, Limones. Significativo. Cuando se retiraba al vestuario se tocaba varias veces la cara mirando hacia el palco dónde aún se encontraba Javier Marco dando explicaciones a alguna que otra decena de aficionados que le pedían explicaciones. Limones le pedía con otro gesto claro con sus manos, que pagasen ya.
El otro gesto que no nos gustó fue el de Migue, quien en un momento dado del segundo tiempo y tras perder el balón después de varios regates fue increpado por aficionados desde la grada. El astigitano, ni corto ni perezoso, no tuvo mejor ocurrencia que dedicarles una ‘peineta’. Mal gesto, porque no conduce a ningún sitio por muy hasta las narices que esté.
Y después, las colas. Hubo pocos aficionados, calculamos que alrededor de unas 2.000 personas que, ni de cerca, dejarían en taquilla lo que necesita el equipo. El dinero tiene que ir a parar al Administrador Concursal que él, ahora, será quien decida su destino, muy probablemente para el bolsillo de los futbolistas. Que es lo más urgente
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