viernes, 3 de octubre de 2014
Lo que se le pide al Daimiel... y lo que se le pedía
El comienzo en Tercera división para el Daimiel RCF ha sorprendido a propios y extraños. El Daimiel partía, y todavía figura, en todas las quinielas como equipo que debería pelear por no descender, como corresponde a un recién ascendido plagado de jugadores locales, jóvenes y novatos en la categoría. De hecho el Daimiel (o mejor dicho, sus jugadores) no tiene el nombre, para muchos, que otros equipos de la categoría. Esa es la realidad.
Pero el Daimiel, con 13 jugadores daimieleños entre los 18 del primer equipo, que se elevan a 16 si contamos a los cuatro del Daimiel B que entrenan y juegan con el primer equipo, ha comenzado muy bien la Liga. Y la imagen para el gran público, ha cambiado. De ser un equipo que debería pelear por no descender (y ese, y no otro, sigue siendo el objetivo) ha pasado a ser un equipo que ha recibido el apelativo de revelación, en algunos casos, que debería haber peleado por la victoria en Ciudad Real y que ante el Gimnástico de Alcázar decepciona por no sumar los tres puntos.
¿Qué le pedíamos al Daimiel?
Sin embargo la cuestión es ¿alguien en agosto le pedía al Daimiel que ganara en Ciudad Real o que tuviera que solventar sus compromisos de casa con solvencia y autoridad? No. El problema, bendito problema, es que el Daimiel se ha ganado en las seis primeras jornadas de Liga el respeto del personal. Se lo ha ganado con sacrificio, esfuerzo, trabajo y por momentos, buen fútbol.
Llegados a este punto se debe convenir que al Daimiel no se le puede pedir más de lo que está dando, y que el sino de este equipo, verbigracia de lo que la competición vaya dictaminando, es pelear por cada balón como si fuera el último, arañar todos los puntos que se pueda dentro y fuera de casa, pero sobre todo, sumar, aunque sea un punto. Porque el Daimiel aspira a la permanencia con un equipo absolutamente local y muy joven. Nada ha cambiado de los planteamientos de agosto y nadie debe rasgarse las vestiduras si llegan resultados adversos como el del domingo. Probablemente, como equipo humilde, esa sea la norma en esta temporada y no la excepción.
Mentalizarse de dónde se está y cómo
Los partidos ante Ciudad Real y Gimnástico, dos equipos presuntamente de la Liga del Daimiel, han dejado clara una cosa que ya se sabía, y es que los equipos, cuando se enfrentan al Daimiel, entienden que es uno de esos rivales con los que se puede y debe puntuar. Dicho de otro modo, que es de los asequibles en la competición. No un Talavera o Villarrubia o Albacete B o inclusive un Manzanares, que son los grandes favoritos para estar arriba.
De ahí que el Daimiel nunca salga favorito al terreno de juego, salvo para el gran público o para los que sólo se fijan en la clasificación. Pero para los que conocen al dedillo el Grupo XVIII, el Daimiel sigue siendo un "asequible" rival, y se nota en las ganas y en la actitud con la que afrontan los rivvales sus partidos ante el Daimiel.
De momento enfrentarse al Daimiel ha servido de bálsamo reparador a Ciudad Real y Gimnástico que llegaban uno con tres derrotas consecutivas, y el otro con cuatro a su encuentro con el Daimiel. Ambos pelearon a tope porque su situación era muy delicada, y en ambos casos el Daimiel dio la cara y dejó poso de equipo que compite bien, pese a que la decepción en ambos casos se hizo patente porque en los dos partidos había puestas muchas ilusiones.
Punto a punto, la permanencia es una carrera de fondo
Pero, insisto, ¿se le pedía al Daimiel en pretemporada ganar esos dos partidos de forma clara? Evidentemente, no. Se le pedía lo que está haciendo, competir, y sumar donde se pueda. Ese es el camino para llegar a los 44 puntos que presuntamente conceden la salvación. Pedir otra cosa queda para aquellos que tengan objetivos, plantilla y presupuesto más ambiciosos. O quieran soñar.
Y una última reflexión, para los que se sienten "decepcionados" por ese único punto conseguido en los dos últimos partidos. Si el Daimiel hubiera ganado en Ciudad Real y ante el Gimnástico, tendría 15 puntos y sería líder solitario del Grupo XVIII de Tercera división. ¿Sería lógico? ¿Reflejaría la realidad de la plantilla y posibilidades del Daimiel? Algunos pensarán que se tuvo al alcance de la mano. Otros preferimos darnos cuenta de la enorme dificultad que es sumar puntos en una categoría que está súmamente igualada y en la que un empate, se quiera o no, ya vale un potosí.
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