OPINIÓN: La difícil encrucijada del Daimiel RCF

El Daimiel se debate entre la continuidad o el cambio. Es evidente ante los resultados que ha obtenido el equipo en las 15 jornadas de competición, pero, sobre todo, por esa losa que supone llevar once jornadas sin ganar.

La realidad dicta que el equipo es muy joven, inexperto y con muchos jugadores locales, algo que puede ser virtud o defecto. Los resultados, mandan. Pero ante esta tesitura, como en todos los sitios, cabe la posibilidad de hacer cambios o de mantenerse firmes. Eso sí, teniendo en cuenta tres pilares fundamentales, el proyecto de la entidad (local), el presupuesto (limitadísimo) y el objetivo (la permanencia).

Un proyecto de cantera ha de partir con firme convicción de lo que se quiere. Si no se parte con esa convicción, no tiene futuro (que además en proyectos cantera es lo importante). Y por supuesto, saber con qué se cuenta y a quién se enfrenta. Mucho nos tememos que hay bastantes que no conocen lo que se tiene, y mucho menos, a quién se enfrenta. En Tercera división hay equipos con diferencias abismales en presupuesto, plantillas y objetivos. La inmensa mayoría de las plantillas son experimentadas y cuentan con jugadores de Segunda B. Es más, todos los equipos salvo Villarrubia (que está en proceso) y Marchamalo han realizado fichajes con la Liga empezada. El Daimiel lo hizo la semana pasada y era el tercero que no había hecho movimiento alguno. Esa es la realidad.

Un proyecto local en Tercera es complicado, y sin entrar a analizar todos los equipos, simplemente decir que el último rival, el Mora, por ejemplo, no cuenta con ni un solo jugador de Mora en la primera plantilla. Ni uno. Insisto, esa es la realidad de la inmensa mayoría.

La tesitura es clara, seguir con lo que se tiene, pase lo que pase, y se llegue a dónde se llegue, o reforzar al equipo con lo que falta. Pero los refuerzos significan bajas, porque el presupuesto es limitado, muy ajustado y se quiere cumplir hasta el último céntimo. Daimiel debe dejar de ser conocido como equipo mal pagador y problemático, así que lo que venga, con muy buen criterio, será a un coste asumible y, repito, con las consiguientes bajas.

Este aspecto es el que levanta ampollas. Queremos jugar en Tercera con un equipo local. Perfecto y loable. Son los jugadores los que han de dar la talla, si no, se volverá a Preferente, donde, dicho sea de paso, la afluencia de público ha sido infinitamente menor que en los partidos que llevamos de Tercera división. Ese es un hecho real y constatable.

Por tanto inferimos que la afición prefiere la Tercera, al menos de momento lo está demostrando, aunque en esta categoría se sea cola de león. El Daimiel, pese a los resultados, todavía no ha pisado la zona de descenso directo, los tres últimos puestos, esa es otra realidad, pero es evidente que hay que reaccionar si no se quiere caer en ellos, y desde luego, siempre mirando a los equipos de Segunda B de Castilla-La Mancha donde existen dificultades.

Queda el entrenador, único entrenador de Daimiel que ha ascendido al Daimiel a Tercera división, por cierto. Paco García-Moreno no se escapa a la novatez en Tercera división de la mayoría  de los jugadores del equipo. Pero también se le exije resultados. Hay voces que abogan por el cambio de entrenador. Es lo que suele ocurrir. Pero ¿habría algún entrenador dispuesto a venir al Daimiel a salvar al equipo del descenso, con la actual y sólo la actual plantilla? ¿De verdad piensan los críticos de Paco García-Moreno que hay entrenadores dispuestos a sacar adelante a este equipo sin realizar el más mínimo retoque? ¿En serio creen que cualquier entrenador va a apostar por la cantera de Daimiel y sólo los jugadores de Daimiel? No conocen el mundo del fútbol.

Si hay cambio de entrenador, desde luego sería para tratar de mejorar resultados, planteamientos, pero, no lo duden, también de jugadores. Eso que no le quepa la duda a nadie y que nadie se llame a engaño.

Así pues la situación es delicada, porque teniendo claro que el Daimiel tiene plantilla para tratar de evitar las tres últimas plazas (contando al Hellín), más complicada se pone la cosa si bajan uno, dos o no digamos si son tres equipos de Segunda B de Castilla-La Mancha.

El Daimiel se ha de reforzar con lo que verdaderamente le falta, un medio centro "jugón" como el comer y algo más arriba para acompañar a Sergio. Pero si estos fichajes se producen, habrá bajas por motivos presupuestarios. Aquí no existen ni "yugos", ni "formacs" y, recuerden, hay que mantener a cuatro equipos, que a veces se nos olvida. En definitiva quedarse con los jugadores locales que verdaderamente puedan dar la talla en Tercera sin perder la filosofía del club y sin volverse loco. Y auqí sí que la directiva lo tiene muy claro. Dicho de otro modo, que la juventud que atesoran la mayoría de los jugadores locales, se vea acompañada de gente algo más contrastada de la que puedan aprender. Esa debe ser la actitud del jugador local.

La otra cuestión es cerrar los puños, apretar los dientes y aguantar con lo que hay a la espera de que los resultados cambien. Morir con las botas puestas del proyecto de jugadores locales, y sufrir hasta el último día, probablemente, para tratar de conseguir la permanencia. Y si no se consigue, retornar a la Preferente, a los cien espectadores por partido, a la semiclandestinidad periodística (nada de televisión, nada de radio, nada de prensa) que tampoco beneficia al propio jugador, y ellos lo saben, pese a que alguno se sienta satisfecho porque, para esos, lo importante no es la posición general del club, sino que este o aquel juege en el equipo. Que es bastante distinto.

Ismael Martín