Tras un fin de semana de auténtica locura, desazón e indignación controlada, el Daimiel sufrió de lo lindo para derrotar a un Herencia que se dejó el alma en el Nuestra Señora del Carmen. Pero ganó y nadie podrá decir que al Daimiel le regalaron nada. Después de 34 jornadas todos los equipos se encuentran donde se merecen, desde el Campeón, hasta el que desciende.
Fue una tarde epílogo a un fin de semana de sufrimiento y emociones fuertes. Desde la propia afición que no sólo llenó la grada, con entrada gratuita, sino que animó muchísimo (porque una cosa es llenar, como en los últimos partidos, y otra es animar, como se hizo hoy), hasta todo lo que se vivió en los prolegómenos, con los jugadores del Daimiel saltando al maltrecho césped artificial del Nuestra Señora del Carmen con la ya famosa pancarta pidiendo justicia; el pasillo a las Campeonas de la Liga Regional Femenina; el tremendo, emotivísimo y profundamente respetado minuto de silencio por los niños del Monterrubio fallecidos en accidente de tráfico; hasta los 30 segundos de protesta de brazos caídos del Daimiel que respetó con compañerismo y deportividad el Herencia. Una protesta de brazos caídos ovacionada por la enorme afición asistente.
Con un ojo en Almagro y el otro... en los despachos
Así fueron los prolegómenos. Pero el partido tuvo sus emociones. Con un ojo puesto en Almagro y con otro en los despachos, aunque sin muchas esperanzas, se vivieron unos 90 minutos intensísimos. El Daimiel jugó con el habitual 4-2-3-1 y el Herencia con 4-1-4-1 muy solidario y a defender a muerte. En la primera parte, y salvo un córner, el Herencia renunció a atacar, solo a esperar al Daimiel e intentar el contragolpe que no llegó.
Por su parte el Daimiel no encontraba el toque, ni el momento, ni el lugar. Sólo a balón parado creó problemas al Herencia. Un par de córneres cuyos remates salieron fuera por poco, una falta de Francis con paradón de Angelda y un bonito control con disparo de Salva que paró de nuevo el meta visitante. Mucha fuerza, ganas, ánimo, pero pocas ocasiones y poco fútbol.
En la segunda parte, sufrimiento
El Herencia adelantó algo sus líneas, más aprovechando que el Daimiel se fue a por todas, descuidando la defensa, que otra cosa. Los herencianos, que daban la sensación de estar a gusto con el empate (lo que les valía para evitar ser cuartos por la cola, siempre y cuando el Tobarra perdiera, lo que al final sucedió) no se tomaban prisa en ninguna acción, y mantenían totalmente a raya al Daimiel que dominaba abrumadoramente, pero no conseguía generar peligro.
Llegó una de las jugadas clave del partido. Eduardo, herenciano él, encaró a González, su par, le hizo un recorte y este le entró a destiempo. Segunda amarilla y expulsión. Corría el minuto 55. Sentó muy mal esa expulsión en el seno blanquiazul y las protestas no se hicieron esperar, en especial, los jugadores del banquillo. Así José Carlos (que había sido sustituido) y Angelito (que esperaba su oportunidad), vieron la roja directa.
Pero lo que suele pasar en estos casos. El rival apretó los dientes y las líneas, y se mostró más aguerrido aún si cabe. El Daimiel no jugaba a nada. Sería la presión ambiental, la concentración de dos días tremendos en la Sede del Club, pero no salían las cosas. Con uno más, Paco García-Moreno dejó una línea de tres en defensa, arriesgando muchísimo. Los blancos sólo hacían daño a balón parado, como en otro remate de José Carlos, pero con el equipo volcado, llegaron las intentonas de contragolpe. Hasta tres veces frenó en seco el asistente los contragolpes del Herencia por fuera de juego que eran peligrosos.
Se estaba jugando con fuego y el gol no llegaba. La intranquilidad se empezó a apoderar de la gente y ocurrió lo inusual por estos lares. El público fue el que animó al equipo con tambores, cánticos, gritos de aliento y todo lo que fuera posible para conseguir abrir la lata de una vez. En estas llega la noticia de que el Cervantes ganaba al Tobarra, mientras que el Daimiel seguía necesitando un gol. Al Herencia le valía con el empate. Todo se ponía más difícil.
Un penalti muy claro
Y entonces apareció de nuevo Eduardo quien, por cierto, se las tuvo tiesas con sus paisanos, pero luego acabó llorando por el descenso del equipo de su pueblo, equipo al que ayudó a ascender a Preferente hace dos temporadas. Eduardo agarró un balón en el area, intento un autopase con el balón elevado y Monreal, quizá en un acto reflejo, rebañó el esférico con la mano. No había discusión pese a que de nuevo en el banquillo visitante surgieron protestas durísimas, que Muñoz Rabadán cortó por lo sano: roja directa a Víctor, otro jugador que había sido ya sustituido.
Dos minutos después de producirse el penalti, Francis asumió la responsabilidad de meter al Daimiel en la Promoción. Y no falló. Engañó por completo a Angelda. A partir de ahí el Herencia se lanzó a una ofensiva total, a la carga con todo. El Daimiel supo defenderse pese a los múltiples balones a la olla que a la desesperada manda el Herencia. Eso sí, en cualquier robo de balón podía llegar la puntilla. Hubo varias que no se materializaron, la más clara, un disparo de Cala al larguero.
El partido se alargó hasta el minuto 96 y cuando el colegiado señaló el final, ya con el Almagro campeón, se produjo una alegría contenida tanto en los jugadores como afición que ofrecieron una enorme ovación a los jugadores que sobre el césped mantearon a Francis, como autor del gol, al entrenador, Paco García-Moreno y celebraron la consecución de una muy merecida y meritoria segunda plaza que otorga puesto de Promoción. Promoción conseguida por méritos propios, sin regalos de nadie y a base de mucho esfuerzo y sacrificio con una plantilla extraordinariamente joven y con abrumadora mayoría de jugadores locales.
Ahora ya sólo queda pensar en los dos partidos de infarto ante el CD Toledo B.
Pedrada al autobús del Herencia
Lo peor de la tarde, que expresamente queremos condenar, fue la pedrada que recibió una de las lunas del autobús del Herencia cuando ya se marchaba del Nuestra Señora del Carmen. Fueron tres o cuatro chavales los que, presuntamente, cometieron esa acción totalmente fuera de lugar. Cuando se enteraron, directivos del Daimiel salieron a la calle a apaciguar los ánimos, y la Guardia Civil y Policía Local procedió a identificar a los presuntamente causantes.
Nada, absolutamente nada, justifica una pedrada ni al autobús del Herencia ni al de ningún equipo. Eso está totalmente fuera de lugar. Desde Fútbol de Daimiel, desde nuestra modestia, pedimos perdón al Herencia CF.
FICHA TÉCNICA
1 DAIMIEL: Astillero, Negrete (Aarón, min. 84), Jaime Núñez, Javivi (Jesute, min. 64), Eduardo (Moisés, min. 88), Francis, Jona (Cala, min. 67), Salva (Jony Negrete, min. 58), Jony, José Carlos e Ismael.
0 HERENCIA: Angelda, González, Núñez, Monreal, Peseta, Víctor (Gonzalo, min. 77), Juancar, Mario (Iván, min. 67), Ángel, Vitin (Romero, min. 62) y José Carlos (Martín, min. 50).
ÁRBITRO: Muñoz Rabadán, asistido en las bandas por Robledo Roldán y Carneros Montes. Enseñó tarjetas amarillas por el Daimiel a Aarón. Por el Herencia la vio Monreal. Expulsó por doble amonestación a González, en el minuto 55. Expulsó con roja directa a José Carlos y Angelito en el minuto 55. Ambos se encontraban en el banquillo. A Víctor en el 81, también se encontraba en el banquillo. Y una vez acabado el partido expulsó a Martín.
GOL:
1-0, minuto 82. Francis, de penalti.
INCIDENCIAS: Campo de Fútbol Nuestra Señora del Carmen. Unos 800 espectadores en entrada gratuita. Mucho calor y mal estado del césped artificial. Los jugadores del Daimiel RCF saltaron al campo con una pancarta en la que se pedía justicia. Ambos equipos le hicieron el pasillo de honor al equipo femenino del Daimiel, campeón regional y ascendido a Segunda División. Se guardo un minuto de silencio por los niños del Monterrubio fallecidos en accidente de tráfico. Con el pitido inicial, y con fuertes aplausos, el Daimiel realizó una protesta de brazos caidos y no compitió, quedándose estáticos sus jugadores, durante 30 segundos. El Herencia respetó y colaboró con la protesta.
LA FOTO DE LA AFICIÓN
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