Con el motor gripado (2-2)

El Daimiel no arranca. Frente al Mota del Cuervo cosechó un justo empate que puede parecer poco por haber conseguido los moteños el tanto del empate en el 92, pero antes habían perdonado ocasiones muy claras aunque los locales también las tuvieron. Por las alternativas que hubo, el partido pudo decantarse para cualquiera, pero una cosa está clara: al Daimiel le asaltan las dudas, no tiene pegada, encaja goles con cierta facilidad, desconocida en este equipo (cuatro goles encajados en casa en dos partidos son muchos goles), y lo peor es que el juego del Daimiel, salvo ráfagas, no invita al optimismo.

Son varios ya los partidos en que tenemos que empezar indicando que la primera parte fue mala y la segunda mejor. El problema es que los partidos comienzan desde el minuto 1 y no desde el 46. Esas carajas de la primera parte, que están costando caro, deben corregirse con celeridad si se quiere que el equipo deje los puestos de descenso cuanto antes y empiece a mirar hacia arriba. El Daimiel tiene un problema importante en el centro del campo, donde ni Ismael ni Javi Torres consiguen hacerse con las riendas del equipo. Si a eso unimos cierta ansiedad y/o falta de confianza de los jugadores, tenemos que pocos se atreven a coger el balón y moverla. La pelota, quema en los pies y eso se traduce en que se pasa de atrás a delante sin conducir por el centro, algo que favorece la faceta defensiva del equipo contrario.

Salvo una falta a favor del Daimiel cuyo rebote lanzó Javi Torres fuera por poco, nada se estaba
viendo sobre el artificial del Nuestra Señora del Carmen. Si acaso un bien plantado Mota del Cuervo que se defendía sin problemas y que incluso se atrevía a mover con desparpajo el balón en el centro del campo y buscar sus puntas.

Gol de risa
Sin nada destacable que reseñar, llegaba el primer gol del partido. Un tanto absolutamente desgraciado y que verdaderamente ejemplifica el estado de ánimo o de concentración del equipo en estos minutos. Saque de banda del Daimiel, Fernando, sin oposición alguna, juega atrás con Astillero, algo habitual en el Daimiel, y este calcula mal, la pelota le pasa por debajo de la pierna y entra mansamente al fondo de la portería, ante un Astillero hierático. Incredulidad primero, cabreo después en la masa local. En la visitante, la incredulidad se tornó en risas porque el regalo era manifiesto. Algunos, ni se enteraron del gol.

El mejor escribano echa un borrón y en esta ocasión le tocó a Astillero, que tiene muy buen juego con los pies, si bien es cierto que hay otro "abc" del fútbol que es no centrar jamás al portero en una trayectoria donde el balón vaya entre los tres palos, si no es estrictamente necesario por estar presionado. Fernando no lo estaba, y lo hizo.

A partir de ahí el Daimiel enró en un estado catatónico. De puro nerviosismo parecía estático. El Mota del Cuervo pudo asestar dos hachazos definitivos al encuentro, por mediación de su mejor hombre, Juli y Antonio. No acertaron de milagro con la portería. Poco a poco el Daimiel fue despertando. Ramón no controló bien un esférico que le dejaba solo (le pasó varias veces durante el partido) y luego, en el único córner daimieleño del primer tiempo (se botaron sólo cuatro en todo el partido, dos para cada equipo y uno en cada tiempo) Javi Torres cabeceaba en el segndo palo una asistencia también de cabeza de Jesús en lo que parecío una acción ensayada.

Segunda parte con muchas alternativas
En la segunda parte el Daimiel se entonó. El centro del campo logró conectar con alguien que se antoja fundamental en este equipo, como es Jesús, y ya no se caía tantas veces en fuera de juego como en la primera parte. Ignacio Galindo, entrenador del Mota del Cuervo adelantó mucho la línea defensiva, algo que le dio resultado a lo largo del partido.

El Daimiel conseguía darle la vuelta al marcador en el minuto 60. Cala llevaba apenas cinco minutos sobre el rectángulo de juego, le llegó un balón en una buena apertura, se internó en el pico del área por la derecha y agarró un zapatazo cruzado que se coló por la escudra derecha de Campos. Lo difícil parecía hecho. El Daimiel dominaba la situación y trataba de jugar de forma combinativa en campo contrario para que los minutos pasaran y buscar el gol de la tranquilidad.

Sin embargo los cambios perjudicaron al conjunto blanco. Carlos fue sustituido por Recuero en el minuto 70, que se fue al lateral derecho, mientras que Negrete se vino al izquierdo. Poco después, en el 75, Jesús, tocado físicamente, dejaba su puesto a Moisés. El Daimiel empezó a desaparecer de forma alarmante ante un Mota del Cuervo que sustituyó a sus dos puntas y cambió de banda a sus dos mejores hombres, Juli pasó a la izquierda (con Recuero) y Alberto a la derecha (con Negrete).

El Mota del Cuervo avisa
Tres avisos dio el Mota en apenas tres minutos. Primero fue Guille que lanzó un obus que desvió con la cabeza Alberto. Si la deja pasar, Astillero hubiera tenido dificultades para atrapar o despejar ese misil. Luego llegó un juagadón por banda de Juli, que hizo lo que quiso hasta plantarse en el área, dar un balón de gol a Jacobo, que no acierta milagrosamente a darle al esférico, y el despeje le llegaba a Pedro, que agarró otro tirascazo que salía lamiendo la escuadra, ante la desesperación visitante. Y finalmente otro tirascazo, esta vez de falta desde unos 30 metros, pegaba de lleno en la cruceta haciendo resoplar de alivio a la afición local.

El Daimiel estaba desaparecido. El empate se veía venir, y sólo en alguna contra ante el ataque
conquense podía hacer que llegara el gol de la tranquilidad. Fue entonces el turno para las ocasiones locales. La mejor fue una salida de su marco de Campos, cuyo despeje fue a parar a Cala, y este desde 40 metros intentó marcar a puerta vacía, pero el balón se le fue fuera. Luego Ramón dispuso de un par de centros en los que se topó con el meta moteño. En la primera, a la media vuelta, no tuvo suerte el delantero, porque el portero paraba con fortuna con el pie pese a pillarle a contrapie.

Se llegó al descuento y el Mota del Cuervo seguía insistiendo por una y otra banda con Alberto y Juli. Fue Alberto el que en el 92 ganó la línea de fondo, corrió paralela a la misma y logró enviar a Jacobo para que este sólo tuviera que empujar a la red el empate a dos. Un gol que cayó como una losa en la afición local, pero que hacía justicia a lo visto en el terreno de juego.

No queda otra que seguir trabajando, recuperar jugadores y tener algo más de fortuna, aunque, dicho sea de paso, la suerte hay que buscarla, y el Daimiel ahora mismo necesita una dosis de tranquilidad y un buen resultado para que vuelva a ser el conjunto sólido que nos tenía acostumbrado. La próxima semana hay que ir al campo del líder intratable La Solana. Más vale que se tomen en serio de los partidos comienzan en el minuto 1.

FICHA TÉCNICA
2 DAIMIEL: Astillero, Negrete, Fernando, Jesús (Moisés, min. 75), Ramón, Francis, Javi Torres, Jony, Carlos (Recuero, min. 70), Ismael y Gonzalo (Cala, min. 55).

2 MOTA DEL CUERVO: Campos, Pedro (Fran, min. 83), Dani, David, Héctor, Antonio (Sergio, min. 56), Guille, Juli, Alberto, Barrena (Jacobo, min. 63) y Julio (Iñaki, min. 63).

ÁRBITRO: Fernández Tejero, asistido en las bandas por Gallego del Pliego y Gallego del Álamo. Bien en un partido sin excesivas complicaciones. Enseñó tarjetas amarillas por el Daimiel a Carlos, Ramón y Cala. Por el Mota del Cuervo la vieron Antonio, Héctor, Juli e Iñaki.

GOLES:
0-1, minuto 16. Fernando, en propia puerta.
1-1, minuto 28. Javi Torres.
2-1, minuto 60. Cala.
2-2, minuto 92. Jacobo.

INCIDENCIAS: Campo de Fútbol Nuestra Señora del Carmen. Se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento de Román Cejudo, socio número 2 del club. Mucho calor y césped artificial en regular estado. Unos 300 espectadores.

LA FOTO DE LA AFICIÓN

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